Rusia 2018 en sus 64 encuentros nos dejó como mínimo 5 lecciones aplicables a actividades ajenas a lo deportivo.
Aquí entre nosotros, dime: ¿A quién de los tres; Neymar, Cristiano o Messi imaginabas levantando la copa? ¡Vamos! Sé honesto, no juzgaré tus desaciertos. Es más, debo reconocer que mis predicciones también terminaron bastante lejos de la realidad.
Las voceadas estrellas no brillaron como se esperaba y más temprano que tarde regresaron a casa con las manos vacías. ¿Y a qué se debió?
Lección #1
Ya no alcanza con tener una o dos estrellas en el equipo, tampoco es que sean irrelevantes, pero ha quedado claro que las estructuras más eficientes son las que provienen de la cohesión de todo el grupo. El sistema cambió. Ya no es jugar para dársela a la estrella. Es cada quien comprometido con su labor y además atento para ofrecer apoyo “al del costado”.
Lección #2
El aspecto psicológico, físico, y me atrevería decir el espiritual, han jugado un rol determinante en los resultados. Y está claro que frente a escenarios cada vez más competitivos, no basta solo con la parte técnica. Nosotros, como emprendedores y/o profesionales, somos una suerte de deportistas de élite, necesitamos movernos flexibles y ligeros. ¿Te has preguntado cuánto tiempo seguirás vigente en el juego, sino te transformas en ese profesional de alto rendimiento que el mercado demanda?
Lección #3
La tecnología llegó para quedarse. Gracias a ella hemos sido testigos de quién es quién en la cancha, quién fingió, quién hizo trampa, quién aguantó, quién tiró la toalla y quién sudó hasta la última gota. Si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo vale lo que mil imágenes. Soy partidario de los que creen que los avances tecnológicos nos harán cada vez mejores personas. Las mentiras, abusos y actos de corrupción, cada vez serán menos sostenibles. Hoy por hoy, basta una imagen, un audio o un vídeo, para que se venga abajo la compañía más sólida o la institución más poderosa.
Lección #4
La actitud para jugar con el marcador a favor, con el marcador en contra o con el marcador empatado. Son los 3 escenarios para los que debemos prepararnos. Si lo has notado en todos ellos, los conocimientos, las experiencias y las habilidades no varían. Lo único que es afectado directamente es la parte actitudinal.
¿Qué tan bueno eres para jugar con el marcador arriba? En general casi todos hacen lo mismo, celebran. ¿Cómo juegas cuando vas empatando? Te conformas con el empate o das el todo para alcanzar la victoria. Y finalmente, ¿Cómo juegas cuando vas perdiendo? He aquí la diferencia. Llegarás tan lejos en relación a como te gestiones frente a la adversidad. No viene mal la frase del recordado Thomas Edison “No fueron mil intentos fallidos fue un invento de mil pasos”. Simplemente, un crack de cara a la derrota.
Lección #5
La última lección, viene de la mano de Lukaku jugador de Bélgica y una de las revelaciones de Rusia 2018, a través de una conmovedora entrevista que ofreció a la plataforma deportiva The Players Tribune. Lukaku habló del difícil camino que atravesó junto a su familia, para lograr convertirse en un jugador profesional de fútbol y estar en el equipo de su país.
“Tenía 6 años, y volví a casa a almorzar al salir del colegio. Mamá tenía lo mismo de siempre en el menú: pan y leche. Pero ese día volví a casa y mamá empezó a mezclar la botella de leche con algo más. Ella me sirvió el almuerzo con una sonrisa como si todo estuviera bien. Pero comprendí lo que estaba haciendo. Estaba mezclando leche con agua. No teníamos suficiente dinero para hacer durar la botella toda la semana. No éramos solo pobres; estábamos quebrados”, contó.
Su meta creció con el tiempo, porque no solo quería ser profesional, sino que anhelaba con llegar a ser el mejor jugador de la historia de Bélgica. “No bueno. No excelente. El mejor».
Jugué con mucha bronca, por muchas cosas: por las ratas que corrían por nuestro departamento, porque no podía ver la Champions League por televisión, por los padres de compañeros que me miraban mal. A los 12 años anoté 76 goles en 34 partidos; todos los hice con los botines de mi padre”, confesó.
Cabe resaltar que su padre también era futbolista, se encontraba en sus últimos años como jugador profesional, ambos debían compartir el mismo par de botines para entrar a la cancha, porque el dinero no alcanzaba.
Debido a la situación y el sufrimiento de su madre, Lukaku le preguntó a su padre a qué edad podía empezar a jugar profesionalmente como él. Su respuesta fue; “a los 16 años”. Es por esa razón que a los 16 años y 11 días Lukaku firmó su primer contrato profesional con Anderlecht, tal y como se lo prometió a su familia.
De esa forma, y con un amplio historial en clubes, Romelu Lukaku llegó a Rusia 2018 con 25 años, logrando jugar su segundo mundial de fútbol con Bélgica. Es una de las figuras del equipo y no solo cumplió su promesa, sino que es el orgullo de su familia.
“A la gente del fútbol le gusta hablar de fortaleza mental. Bueno, soy el tipo más fuerte que jamás conocerán. Porque me acuerdo sentado en la oscuridad con mi hermano y mi mamá, rezando, y pensando, y creyendo, y sabiendo que todo esto iba a pasar”, dijo.
Entrevista completa aquí.
Todo parece señalar que no precisamente cambiamos cuando nos trazamos un objetivo, cambiamos cuando el dolor que nos produce nuestra situación actual es tan insoportable que nos vemos forzados a salir de ella por el medio que sea.
Te pregunto, ¿Por qué esperas a ser impactado por un evento extraordinario que te duela, que te obligue a salir de tu zona de confort, para recién hacer –lo que sabes de antemano– tienes que hacer?
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¡Nos vemos pronto!
Autor del post: Jorge Chozo
Contribuyo a solucionar el problema de crecimiento de las empresas, a través del planeamiento estratégico.