El emprender es una actividad muy parecida a la de aventurarse en una montaña. Se requiere de un objetivo, pasión, visión estratégica, disciplina, coraje, paciencia y altas dosis de energía. Cada paso que se da graba una memoria, una especie de aclimatación a los obstáculos que no son otra cosa que la oportunidad de conocer nuestros propios límites.
Dato importante; ya por el 2015 de cada 10 peruanos 4 tenían como objetivo formar un negocio propio, según la Global Entrepreneurship Monitor (GEM) un proyecto de investigación de la Universidad ESAN, en colaboración con la Babson College y London Business School.
Te comparto 7 consideraciones que debes tomar en cuenta si estás empezando a experimentar ese llamado a emprender:
Prototipo: Construye un prototipo, un piloto que contenga las principales características de aquello que estás pensando ofrecer y ponlo a aprueba. Ya sea un producto o un servicio, resulta determinante conocer las reacciones de tus potenciales clientes en las etapas tempranas de tu emprendimiento. Este solo hecho te ahorrará importantes cantidades de tiempo, energía y dinero, al realizar las mejoras necesarias previo a salir al mercado. Dejo claro que no debes cobrar o aceptar pago alguno por la entrega del prototipo, ya que, al recibir dinero te pondrá en un compromiso comercial con quien te ha pagado, desvirtuando el objetivo de esta etapa que no es otra que obtener feedback.
“Hacer prototipos de tus ideas de negocio y ponerlas a prueba, podría ser la actividad más sensata de tu historia como emprendedor”.
Provisiones: Calcula el costo mensual de tu actual estilo de vida y multiplícalo por siete. Esa es la cantidad de dinero que deberías tener ahorrado antes de partir con un emprendimiento, más aún si tienes familia. Los periodos iniciales de un negocio son inciertos, contrariamente a ello, el reto nos exige una afilada calidad de juicio, claridad en la percepción de la realidad y agudeza estratégica. La ausencia de ahorros termina por dirigir nuestra atención a sobrevivir y no a crecer.
“No se sabe quién nada desnudo hasta que baja la marea”.
Brújula: En senderos no explorados resulta sencillo perderse. Un objetivo bien definido, simple, memorable y ambicioso es la mejor herramienta para abrirnos paso sin desviarnos demasiado en el trámite. ¿Por qué es peligroso desviarse? En sus inicios, los emprendimientos consumen gran parte de sus recursos en lo que ahora se conoce como ‘la búsqueda del modelo de negocio’ y no precisamente en operar, como se creyó por mucho tiempo. Es en esa búsqueda, en la que el norte es impactado constantemente por diferentes formas de monetización rápida, con pinta de oportunidad. Las consecuencias –muchas veces irreversibles– convierten el emprendimiento en un negocio todista, sin diferenciación alguna sobre la competencia, arrinconándolo a la guerra de precios en océanos rojos.
“No hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”.
Talonario de facturas: El negocio debe facturar desde el día uno. El generar confianza, posicionamiento, recordación, son acciones que innegablemente deben realizarse, pero no son opuestas a las ventas. Quizá para una empresa constituida que incursiona en una nueva línea y cuenta con la caja para soportar un periodo prolongado sin facturar, funcione. En un emprendimiento lo más saludable es vender desde el primer día y de ser posible vender antes de constituir formalmente el negocio. Negocio que no vende está condenado a la muerte. El viaje se acaba cuando ya no hay más dinero para pagar las facturas.
“El dinero es a un negocio lo que la sangre al cuerpo”.
Compañía: El consejo de los diez millones: evita caminar solo. Emprender hoy no es igual que hace cincuenta años. Tener un negocio en actividad es tener muchos flancos por cubrir, bastante para una sola espalda, más aún si no se tiene experiencia. No se necesita un genio, se necesita de alguien con un perfil que se complemente con el tuyo. Importante: equilibrado en el aspecto psicológico, físico y espiritual. Los seres humanos hemos burlado la extinción gracias a esa increíble capacidad que desarrollamos para adaptarnos y trabajar en tribus.
“Solo se avanza más rápido, pero acompañado se llega más lejos”.
Bengala de emergencia: El artefacto de la retirada. Necesitamos marcar un límite que señale el fin del camino, una suerte de protocolo para cuando las cosas no salen bien. El mejor momento para su elaboración es en los inicios, cuando el emprendimiento aún se encuentra en el papel. El objetivo de la bengala es minimizar la incertidumbre producto de los malos resultados. Nuestros recursos deben enfocarse en promover victorias y no en rescatar derrotas.
“Hay que salir vivo de la montaña, para tentar otras”.
Si sientes ese llamado a ser emprendedor, si ese llamado sale de lo más profundo de tu espíritu, yo te diría; prepárate para el viaje y aviéntate.
“No importa lo alto que lleguemos si al acariciar la cima, no hay con quien compartirla”.
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¡Nos vemos pronto!
Autor: Jorge Chozo
Consultor, mentor y speaker.
Founder & CEO of Chozo Marketing.
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