Sin importar las razones que te hayan alentado a emprender (la identificación de una oportunidad o la cobertura de necesidades inmediatas), es un hecho que la mayoría fantasea con el mundo de posibilidades que se le atribuyen al negocio propio.
Incrementar rápidamente el nivel de ingresos, la flexibilidad en los horarios de trabajo, la libertad para retirarse a los cincuenta y tantos para recorrer el mundo o para disfrutar de los nietos en la soñada casa de campo, son parte de la listita de promesas asociadas al emprendimiento.
Sin embargo, una vez puesto el carro en marcha, te enteras de lo extremadamente complicado que resulta el solo hecho de ausentarte por un par de días de la empresa.
¿Cómo transformar esta realidad? La respuesta es simple (no fácil) pero sí es simple; construyendo un negocio que puedas vender, independientemente lo vayas a vender. La filosofía es lo importante. Deja que te explique:
Para que un negocio se pueda vender, debe cumplir inobjetablemente con 3 criterios:
1. Know how transferible y replicable
La propuesta de valor debe tener el potencial de ser sistematizable, en otras palabras, tener el potencial para desarrollar procesos, manuales y metodologías, si esto no sucede, la producción estará sujeta o limitada a la cantidad de horas hombre que pueda ofrecerle el responsable de la operación, que usualmente no es otro que el dueño del negocio. Esta situación genera techos o topes que impiden la escalabilidad de la empresa.
2. Oferta de valor valiosa
La oferta de valor debe tener un valor tangible en el mercado, valga la redundancia. Aquello que se ofrece debe contar con una demanda creciente en determinado segmento de compradores. Es necesario acceder al histórico de ventas de por lo menos 2 años atrás, sugerible. Cero especulaciones.
3. Repetible
La oferta de valor debe tener el potencial de generar recompra, los clientes deben de regresar una y otra vez por el producto. Aquello que se ofrece no debe ser de una sola compra en la vida.
*CONCLUSIONES:
La filosofía de construir un negocio que se pueda vender, cumple con el principio de “desapego”. El desapego nos ofrece ligereza, nos ayuda a tener el ego a raya, pero sobre todo nos permite generar el espacio necesario para desplegar las alas.
Estás invitado a quitarle fuerza al dicho:
“La mayoría de negocios medianos o pequeños no caminan sin sus dueños”.
Autor: Jorge Chozo
Consultor, mentor y speaker.
Founder & CEO of Chozo Marketing.
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