Hay una diferencia entre los boxeadores y los deportistas de otras disciplinas. Los chicos que practican el boxeo son diferentes. Si los golpeas, no se paralizan, no paran, no retroceden, no se estremecen. Lo cierto es que se necesita práctica para llegar a ese punto, pero si quieres ser un boxeador, no tienes otra elección.
Estas líneas van a ir sobre eso, sobre cómo romper esa bendita parálisis. No tengo duda de que este post tiene el potencial de hacer que tomes consciencia de algunos de tus comportamientos que están lastrando tus posibilidades. Pero, necesito el 100% de tu atención, te aseguro que te lo agradecerás. Aquí vamos:
Detrás de la parálisis se esconden todos los sueños rotos, las ideas de negocio no concretadas, los vicios ocultos y cada vida insatisfecha. Detrás de la parálisis siempre está la evasión del dolor.
Detrás de cada decisión difícil que no eres capaz de tomar, la parálisis está ahí. La parálisis es el momento en el que aparece el chico malo de la escuela con ganas de agarrarte a golpes. Es un momento de tensión que sucede en tu cuerpo y en tu cerebro, y que detiene todo en seco.
Y, ¿por qué necesitas romper con la parálisis?
Porqué la mayoría de las personas han sido entrenadas para rechazar el desafío (detenerse) y darse la vuelta (correr). La parálisis hará lo que sea necesario para evitar que te muevas hacia adelante.
¿Entiendes ahora porqué solo un puñado de gente llega a la cima?
No, no estoy aquí para explicarte porqué nuestra sicología y biología operan de esta forma, mi único propósito es mostrarte todo lo que te estás perdiendo por no accionar.
Mira a tu alrededor, las personas que se enfrentan a la parálisis hacen la diferencia. El resto no. Los que salen de su cuadra descubren nuevas fronteras, autopistas para el crecimiento y la felicidad que la mayoría nunca encuentra. ¿Qué le pasa al resto? se queda en los desiertos de la escasez y la victimización, como buitres recogiendo desperdicios.
Si no te pruebas a ti mismo, ¿cómo conocerás tus propios límites? Necesitas cometer errores, resistir a la parálisis, y recoger las lecciones que vienen con este proceso.
Claro, te estarás diciendo: todo esto suena muy bonito y emocionante pero, ¿por dónde empiezo?
Primero, observa a tu oponente. Se le ve enojado y peligroso, prácticamente invencible. Imaginas que no estás destinado para derrotarlo, crees que no tienes lo suficiente. En cierto modo, puede que tengas razón.
No obstante, lo que no estás considerando es que al renunciar antes de intentarlo, al ser superado por la parálisis, renuncias también a la transformación que ofrece el solo hecho de poner los pies en el cuadrilátero.
Eres débil porqué no te has atrevido, en cuanto pongas los pies sobre el ring y empieces a pelear, tu proceso de fortalecimiento también empezará. Tu cerebro plástico empezará a moldearse, tu percepción selectiva se activará. Sencillamente te forjarás a lo largo de la pelea. Sólo tienes que comenzar.
Necesitas retomar el control. Tienes un trabajo que hacer. Tienes una pelea que necesitas ganar.
TAREA:
Cuando estés frente a una situación paralizante, en vez de detenerte y jalar hacia atrás, entrénate para jalar hacia adelante.
Tu mundo cambiará radicalmente (te lo digo por experiencia). Tus manos dejarán de ser escudos y se convertirán en armas de crecimiento. Grítale a tu jodido “oponente” que no vienes a defenderte, por el contrario, que vienes por él.
“La acción es nuestra relación con el todo”.
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Autor: Jorge Chozo
Consultor, mentor y speaker.
Founder & CEO of Chozo Marketing.
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